Casi todos sabemos que las emociones influyen en nuestra salud de manera importante. De este modo, el encontrarnos relajados, positivos y felices mejora nuestra salud física; mientras que del
lado opuesto el estrés, la ansiedad, la depresión, disminuyen la eficiencia de nuestro sistema inmune y ello nos hace más propensos a enfermar. Un ejemplo de ello son las enfermedades como la
colitis, gastritis, infecciones y las enfermedades de la piel.
No obstante, uno de los casos más interesantes y recientemente estudiados es el del síndrome del corazón roto o síndrome de Tako-Tsubo.
Posiblemente has escuchado la historia de alguna persona que después de la ruptura de una relación de pareja o del fallecimiento de un ser querido, al poco tiempo, también tuvo el mismo destino:
la muerte
Pues bien, actualmente la ciencia comienza a descubrir esto que pudiera parecer imposible o como algo salido de la mente de un poeta. Es el síndrome del corazón roto o miocardiopatía por
estrés.
Los síntomas de este síndrome son muy similares a los de un ataque cardíaco: incluye dolor en el pecho y dificultad para respirar. Consiste en un debilitamiento repentino y temporal del corazón o
miocardio, el cual es ocasionado por un aumento repentino en el los niveles de distintas hormonas de estrés. El efecto del malestar emocional es tan grande que literalmente el corazón se deforma,
adquiriendo la forma de un recipiente japonés llamado tako-tsubo utilizado por pescadores japoneses, de donde proviene el nombre.
Lo anterior ocurre cuando una persona sufre de un fuerte estrés emocional como el causado por el fallecimiento de un ser querido, por la ruptura de una relación de pareja o incluso por un grave
disgusto. Pero también ha sido ha asociado con otras situaciones más cotidianas y en apariencia menos amenazante como el pasar por una crisis económica, recibir malas noticias, realizar ejercicio
intenso, afrontar urgencias médicas y hasta recibir una fiesta sorpresa.
Afortunadamente, este problema de salud es poco frecuente y sus consecuencias ser parecen ser temporales y menos graves que las de los ataques cardíacos que comúnmente conocemos y aunque aún se
sigue estudiando, ya existen algunos tratamientos para su atención.
Ser padres es uno de los papeles que mas satisfacciones y sentido puede traer a nuestra existencia pero a la vez también se trata de una de las responsabilidades más difíciles y delicadas con las que nos podemos encontrar. Dependiendo de nuestro desempeño y de la forma en que llevemos a cabo este importante papel, serán los resultados positivos o negativos que obtendremos. En general se puede afirmar que existen cuatro estilos de crianza con los cuales podemos orientar la vida de nuestros hijos: autoritario, permisivo, negligente y autoritativo. Todos son estilos muy diferentes entre sí y con resultados aún más distintos y determinantes para el futuro de nuestros hijos. Autoritario: se trata de un estilo muy utilizado por los progenitores de las personas que actualmente ejercen esta compleja responsabilidad es decir por los padres de quienes en el presente son padres. En este caso los padres imponen reglas o normas muy estrictas e inflexibles para con sus hijos; sin tomarlos en cuenta a la hora de establecer dichas normas. Por otra parte las expectativas que se tienen de los hijos son muy altas y son pocas las demostraciones de afecto hacia ellos asi como, poco es, el respeto o la sensibilidad por su forma de pensar o de sentir. Aunque no en todos los casos, el uso de este estilo puede generar hijos con diversidad de problemas como la inseguridad, ansiedad, depresión timidez, falta de motivación, dependencia y/o rebeldía. Estilo permisivo. Existen demostraciones de afecto y sensibilidad hacia los hijos por parte de los padres pero estos no fijan normas o reglas adecuadas que guíen el comportamiento de sus hijos, por lo cual estos pueden llevar acabo prácticamente cualquier acción que deseen. Con el paso del tiempo y el uso excesivo de este estilo de crianza, las dificultades que pueden presentar los hijos son: impulsividad, agresividad, baja tolerancia a la frustración, falta de motivación, depresión, y dificultades en las relaciones interpersonales; entre otros. Estilo negligente: es una combinación de las dos anteriores en el sentido de que no existe afecto ni reglas para el comportamiento de los hijos o existen pero en un grado muy por debajo de lo necesario. Básicamente se trata de padres que tienen poco interés o empeño por la educación y el cuidado de sus hijos. Los resultados de que pueden encontrar los padres que se conducen de esta forma son hijos con baja autoestima, depresión, soledad, baja percepción, inseguridad y dificultades en sus relaciones interpersonales Estilo autoritativo: de todas las estrategias o métodos existentes, el autoritativo es el que mejores resultados y efectos nos puede proporcionar. Se trata un estilo de crianza donde los padres manifiestan afecto e interés por sus hijos pero al mismo tiempo establecen normas firmes y adecuadas que guían su comportamiento. Además les permiten participar en la formación de estas reglas y se tiene interés por su forma de pensar asi como por sus emociones. Los efectos de utilizar este estilo en los hijos son: § Alta autoestima § Autorregulación § Seguridad § Inteligencia emocional § Capacidad de logro § Liderazgo § Habilidades sociales Como se puede apreciar, son múltiples y profundos los efectos que tendrá el estilo de crianza que adoptes para guiar a tu hijo. Por todo lo anterior, es importante que te preguntes a ti mismo: ¿Qué es lo que quieres para el futuro de tus hijos? Y si ¿estas utilizando el estilo de crianza correcto? Tú tienes la decisión. |
Imagina que un día despiertas y que no reconoces a la persona que está a tu lado, que luego te levantas, caminas y no sabes quien es el niño que esta durmiendo en el cuarto de a lado. Tampoco
puedes identificar a los personajes y presentadores de televisión que por años habías visto en los mismos programas. Luego sales a la calle pero no reconoces a la vecina, a tu jefe ni a tus
compañeros de trabajo (aunque con algunos de ellos, eso no angustia demasiado).
Peor aún te miras al espejo y ni siquiera puedes reconocerte a ti mismo.
No, no estas soñando, ni estas ebrio o drogado; y aunque en otras ocasiones haya sucedido algo parecido por alguna de esas razones, ahora es diferente. La explicación que te da el medico neurólogo es que tienes un extraño desorden cerebral, se llama: prosopagnosia.
Es un trastorno sumamente desconcertante, perturbador y en demasía angustiante para aquellas personas que lo padecen. Se trata de una alteración que consiste en la incapacidad del sujeto para
reconocer rostros. El sujeto si sabe que lo que ve es una cara pero no puede identificarla. La única forma en la que pueden identificar a las personas es por otro tipo de información como la
voz, el cabello, la vestimenta, o aroma. La explicación científica es la siguiente: ciertas áreas específicas del cerebro encargadas de procesar la información relacionada con rostros
familiares ha dejado de funcionar adecuadamente.
Las causas que pueden originar esta alteración son diversas: las principales son lesiones cerebrales bilaterales, además de traumatismos, infecciones, accidentes cerebrovasculares y tumores y
algunos casos pueden ser congenitos!
Actualmente existen tratamientos que ayudan a la persona a adaptarse a esta condición pero aún no existe una cura definitiva. Afortunadamente es un trastorno muy poco frecuente.